La deflación podría golpear pronto EE.UU., de acuerdo con un análisis de Dieter Wermuth, economista y socio de la empresa de asesoría de inversiones alemana Wermuth Asset Management, publicado esta semana.
El efecto contrario a la inflación, que se mide a través del índice de precios de consumo, se produce cuando los precios de los bienes y servicios en una economía descienden durante un tiempo prolongado —generalmente dos semestres consecutivos— provocando que los consumidores vean incrementado su poder adquisitivo.
“Volver a especular sobre la deflación a estas alturas parece prematuro a primera vista, pero no a segunda. Por varias razones, ha aumentado el riesgo de una caída del nivel de precios al consumo“, reza el texto. Además, señala que la tasa de utilización de la capacidad de producción ha disminuido en los últimos años, debido a que el crecimiento del PIB real es significativamente menor que antes de la pandemia del covid-19.
Asimismo, indica que los acuerdos salariales que los trabajadores consiguieron para paliar los efectos de la inflación siguen impidiendo un descenso más rápido de la subida de precios de consumo, lo que a su vez, impulsa a los bancos centrales a “mantener el pie en el freno” pese al deterioro de la situación económica.
Debilidad de varios sectores
“En comparación con los salarios, los niveles de precios de producción se encaminan más visiblemente hacia la deflación”, continúa Wermuth. “Los precios de producción […] están sometidos a una importante presión a la baja, lo que refleja la debilidad de los sectores de la vivienda, las oficinas y las manufacturas, todos ellos, en mayor o menor medida, en recesión a escala mundial”, añade.
En este sentido, señala que un desplome de los precios de importantes activos y de los mercados de valores e inmobiliario podría acelerar la reducción de la inflación general, que ya está en marcha. El mercado de valores estadounidense está “peligrosamente sobrevalorado“, advierte el economista.
“La masa monetaria […] se expande aproximadamente a la mitad de velocidad que en los años anteriores a la pandemia. Ya es suficiente. A mediados y finales de septiembre, cuando los bancos centrales discutan sus próximos pasos, será obvio que el principal riesgo es la deflación, no la inflación”, concluye Wermuth.