El pasado miércoles, Catherine Rusell, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), visitó el hospital Nasser de Khan Yunis, en el sur del enclave asediado y compartió con Noticias ONU lo que vio y escuchó:
“Hoy he visitado la Franja de Gaza para reunirme con los niños, sus familias y el personal de UNICEF. Lo que he visto y oído ha sido devastador. Han sufrido repetidos bombardeos, pérdidas y desplazamientos. Dentro de la Franja, no hay ningún lugar seguro al que puedan acudir el millón de niños de Gaza.
Las partes en conflicto están cometiendo graves violaciones contra los niños, entre ellas asesinatos, mutilaciones, secuestros, ataques a escuelas y hospitales, y la denegación de acceso a la ayuda humanitaria; todo lo cual condena UNICEF.
Según los informes, en Gaza han muerto más de 4600 niños y casi 9000 han resultado heridos.
Tumbas de escombros
Muchos niños están desaparecidos y se cree que están enterrados bajo los escombros de edificios y casas desplomados, el trágico resultado del uso de armas explosivas en zonas pobladas.
Por otra parte, recién nacidos que requieren cuidados especializados han muerto en uno de los hospitales de Gaza al agotarse la energía y los suministros médicos, mientras la violencia continúa con efectos indiscriminados.
En el hospital Nasser de Khan Yunis, me reuní con pacientes y familias desplazadas en busca de refugio y seguridad. Una niña de 16 años me contó desde la cama del hospital que su barrio había sido bombardeado. Sobrevivió, pero los médicos dicen que no podrá volver a caminar.
En la unidad neonatal del hospital, bebés diminutos se aferraban a la vida en incubadoras, mientras los médicos se preocupaban de cómo podrían mantener las máquinas en funcionamiento sin combustible.
Durante mi estancia en Gaza, también me reuní con el personal de UNICEF, que sigue atendiendo a los niños en medio del peligro y la devastación.
Me contaron sus desgarradoras historias sobre el impacto de la guerra en sus hijos, sobre los miembros de su familia que han muerto y sobre cómo se han visto desplazados una y otra vez.
Muchas personas, incluido nuestro personal y sus familias, viven ahora en refugios abarrotados con muy poca agua, comida o saneamiento decente, condiciones que podrían provocar brotes de enfermedades.
Riesgos abrumadores
No se puede exagerar el riesgo que corren los agentes humanitarios dentro de Gaza. Más de 100 miembros del personal de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, han sido asesinados desde octubre.
UNICEF y nuestros aliados estamos haciendo todo lo que podemos, incluyendo el envío de suministros humanitarios que se necesitan desesperadamente. Pero el combustible diesel prácticamente se ha agotado, haciendo que algunos hospitales y centros de salud dejen de funcionar. Sin combustible, las plantas desalinizadoras no pueden producir agua potable y los suministros humanitarios no pueden distribuirse.
La apertura intermitente de los pasos fronterizos de Gaza a los envíos de suministros humanitarios es insuficiente para satisfacer las crecientes necesidades. Y con el invierno a la vuelta de la esquina, la necesidad de combustible podría agravarse aún más. Cuando salí de Gaza hoy, la lluvia arreciaba, agravando la miseria.
Proteger y ayudar
Estoy aquí para hacer todo lo que pueda por defender la protección de los niños. Una vez más, hago un llamamiento a todas las partes a que garanticen la protección y la asistencia de los niños, de acuerdo con el derecho internacional humanitario. Sólo las partes en conflicto pueden detener de verdad este horror.
También pido a las partes que apliquen un alto al fuego humanitario inmediato, que liberen de forma segura a todos los niños secuestrados y detenidos, y garanticen que los agentes humanitarios tengan acceso seguro, sostenido y sin obstáculos para llegar a los necesitados con toda la gama de servicios y suministros vitales”.