JohnJ, drag queen Mandame Bonjour, muestra a los a niños cómo crear un mundo en donde todos puedan brillar por sí mismos. Les enseña que está bien ser diferente durante las sesiones de lectura de cuentos en Tokio, usando su maquillaje y vestuario.
Nacido como Jun Araki, JohnJ nunca se sintió cómodo dentro del género femenino en el que nació. En la primaria, John J llevaba pantalones debajo de las faldas del uniforme escolar y en las excursiones, se sentía cohibido cuando tenía que bañarse con sus compañeras. JohnJ a menudo se sentía frustrado por ser visto como mujer y por los comportamientos que se esperaba de él, atribuidos al género femenino.
Aunque cada vez más personas LGBTQI+ salen en televisión y se habla de ellas en Japón, las estrictas normas sociales y la estigmatización aún mantienen a muchas personas dentro del armario, ocultando su identidad sexual. Afortunadamente, JohnJ no sufrió acoso ni exclusión grave mientras crecía, pero siempre se sintió invisible, y que no pertenecía a ningún grupo, incluso cuando estaba rodeado de amigos.
Más allá de los límites del género
Con la esperanza de encontrar una identidad con la que se sintiera cómodo y como manera de expresar esa identidad, JohnJ decidió pintar, estudiar moda y bailar. Finalmente, fue en la danza donde consiguió triunfar, sobresaliendo con su maquillaje llamativo y con los disfraces hermosos y extravagantes que lucía en los escenarios.
La gente comenzó a llamarle drag queen. Como desconocía el término, JohnJ buscó su significado y pronto descubrió que las drag queens surgieron de la cultura LGBTQI+ y que expresan y caricaturizan la feminidad al extremo.
JohnJ entendió que las drag queens no están limitadas por las definiciones de género aceptadas; no son ni hombres ni mujeres. Se sintió muy identificado y tomó el apodo de drag queen, y comenzó sus actuaciones como drag en diferentes partes del mundo.
Cuando no está actuando, JohnJ trabaja para el Centro Comunitario Akta en Shinjuku-Ni Chome de Tokio, uno de los distritos LGBTQI+ más populares de Asia. El Centro proporciona información y educación sobre el VIH/SIDA en diferentes idiomas y sirve como un espacio de eventos para cualquier persona de esa comunidad. También son ávidos defensores de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y organizan eventos para minorías sexuales, ayudándolos a sentir que tienen un lugar al que pertenecer.
Está bien ser diferente
Cuando JohnJ escuchó que Drag Queen Story Hour (DQSH) llegaba a Tokio, inmediatamente quiso participar.
Drag Queen Story Hour (la hora drag queen del cuento) se inició en San Francisco en 2015 y está presente ya en casi 40 lugares. Sus integrantes cuentan historias en bibliotecas, escuelas y librerías de Estados Unidos y, desde este año, en otros cinco países. Las horas del cuento están abiertas a cualquiera, la audiencia es mayoritariamente de la escuela primaria. Las lecturas captan la imaginación y el juego de la fluidez del género en la infancia y ofrece a los niños modelos de conducta glamurosos, positivos y queer. En espacios como este, los niños pueden ver a personas que desafían las rígidas restricciones de género e imaginar un mundo en el que la gente puede presentarse como quiera, en el que disfrazarse es real.
A JohnJ le gusta especialmente leer a los niños el cuento “Está bien ser diferente” de Todd Parr. Espera que estos niños aprendan sobre la diversidad y lleguen a aceptar las diferencias en las personas a través de las lecturas; al darles a los más pequeños la oportunidad de conocer a personas diferentes, entre otras las drag queens.
Si un niño o niña es una persona LGBTQI+, estos espacios de lectura podrían ser un estímulo para ese personita, piensa JohnJ. Asimismo, podrían evitar el acoso o cualquier cosa negativa que le pueda suceder, además de ofrecer una imagen positiva de sí mismo.
JohnJ dice que le gustaría poder hacer más trabajos de este tipo, especialmente con niños. Espera que, poco a poco, esto pueda conducir a crear un mundo brillante en el que todos luzcan por ser quienes son.