Un reciente estudio liderado por científicos de la Universidad James Cook (Australia) y publicado en la revista Science ha arrojado luz sobre las implicaciones del cambio climático utilizando una fuente inesperada: el ADN de pulpos, cuyo análisis supuso una seria advertencia en relación con el ascenso del nivel del mar.
Al secuenciar el ADN de los pulpos de Turquet hallados en los gélidos mares de Weddell, Amundsen y Ross, en la Antártida, y comparar sus perfiles, los investigadores descubrieron que todos tenían una conectividad genética que se remonta al último período interglaciar.
Teniendo en cuenta que los ejemplares estudiados proceden de lo que ahora son áreas geográficas diferentes, lo único que explica su conectividad genética es un colapso completo de la capa de hielo de la Antártida occidental durante el último período interglaciar, que conectó los actuales mares de Weddell, Amundsen y Ross con la apertura de las vías marítimas, explicó Sally Lau, una de las autoras del estudio.
La capa de hielo de la Antártida occidental colapsó hace unos 120.000 años, cuando los niveles globales del mar eran de 5 a 10 metros más altos que ahora y las temperaturas promedio globales eran similares a las actuales, alrededor de 1 grado centígrado más cálidas.
El hallazgo implica que bajo futuras trayectorias climáticas, la capa de hielo de la Antártida occidental puede sufrir un colapso irreversible en cualquier momento, con el consiguiente aumento del nivel del mar.
“Esto proporciona la primera evidencia empírica de que el punto de inflexión de esta capa de hielo podría alcanzarse incluso bajo los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a 1,5 – 2 grados centígrados”, señalaron los investigadores.
Se espera que los resultados contribuyan a los esfuerzos de adaptación y mitigación de los efectos negativos del cambio climático en las regiones costeñas de todo el mundo.