Tate Reeves, gobernador de Misisipi (EE.UU.), declaró este martes el estado de emergencia en la ciudad de Jackson debido a severos problemas de suministro de agua potable ocasionados por las inundaciones.
“Hasta que se arregle, significa que no tenemos agua corriente confiable a gran escala”, advirtió Reeves. “Significa que la ciudad no puede producir suficiente agua para descargar inodoros de manera confiable, combatir incendios y satisfacer otras necesidades críticas”.
Jackson es la capital y mayor ciudad de Misisipi, y frecuentemente se ve afectada por complicaciones de esta índole.
No obstante, el gobernador subrayó que, si bien los residentes “se han vuelto trágicamente insensibles” a los problemas de suministro seguro del recurso hídrico, la actual crisis es particularmente peligrosa.
“Es una situación muy diferente a un aviso de hervir el agua”, dijo Reeves.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, ya aprobó la declaración de emergencia y liberó recursos federales para ayudar a manejar la crisis.
Por su parte, el alcalde de Jackson, Chokwe Antar Lumumba, declaró que esta emergencia debería motivar al Gobierno a revertir el deterioro que sufre la infraestructura de tratamiento de agua en la ciudad.
“Hemos estado trabajando solos durante la mayor parte de los dos años en lo que respecta a la crisis del agua de Jackson”, aseguró Lumumba. “He dicho en múltiples ocasiones que no se trata de si nuestro sistema fallará, sino de cuándo fallará”.
Ya se están llevando a cabo tareas de restauración y Lumumba, aunque no fijó una fecha definitiva sobre cuándo el suministro sería reanudado, insistió en que el servicio ha mejorado en las últimas 24 horas.