Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) han desarrollado un dispositivo que, mediante corriente eléctrica, es capaz de controlar los genes y así producir insulina. Su trabajo podría ser un gran avance para tratar la diabetes y para una serie de terapias basadas en genes y células.
La tecnología de regulación activada por corriente continua (DART, por sus siglas en inglés) se trata de una interfaz electrogenética operada por fuentes de corriente continua que simplemente requiere de voltajes bajos para activar o desactivar genes. Para ello se pueden emplear baterías como las que se usan en dispositivos electrónicos portátiles, detallan los investigadores en su estudio publicado este lunes en la revista científica Nature Metabolism.
En un experimento innovador, los expertos probaron el método en un ratón con diabetes tipo 1. Usando agujas de acupuntura como electrodos, realizaron una estimulación transdérmica de células humanas modificadas y microencapsuladas que fueron implantadas subcutáneamente una vez al día. Como resultado, lograron la liberación de insulina y reestablecieron los niveles de glucosa en la sangre.
Según los expertos, la nueva tecnología, que consta de componentes genéticos, permite que las células humanas respondan a la electroestimulación activada por corriente eléctrica y permite la transferencia de genes de forma exclusiva y ajustable.
Se señala que los dispositivos electrónicos portátiles ya desempeñan un papel en la adquisición de datos de salud de las personas para intervenciones médicas personalizadas, pero estas tecnologías aún no pueden programar directamente terapias basadas en genes debido a la falta de una interfaz electrogenética directa.
No obstante, recalcan que han logrado diseñar este “eslabón perdido” gracias a que los sistemas electrónicos, programados por software, son fácilmente actualizables y manejables, ya que se pueden controlar por los electrones que fluyen a través de cables aislados, mientras que los sistemas biológicos, basados en la genética, se actualizan lentamente debido a la evolución y son controlados por iones que fluyen a través de membranas aisladas.