Este jueves, al menos cinco migrantes murieron ahogados y 66 fueron rescatados, incluidos dos menores, después de que presuntos traficantes de personas obligaran a las víctimas a lanzarse al mar cerca de la isla de Mona, un sitio deshabitado ubicado a unos 70 kilómetros al oeste de Puerto Rico.
Jeffrey Quiñones, portavoz del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., confirmó al diario El Nuevo Día que no se trató de un naufragio, como indicaban las versiones preliminares. “Pudimos comprobar que la yola no se viró. Los contrabandistas básicamente lo que hicieron fue forzar a la gente a tirarse al agua cuando desembarcaron allí, en la playa”, dijo el funcionario, y señaló que ya se han iniciado las investigaciones.