Un jurado federal del distrito de Manhattan, en Nueva York, declaró este jueves a la empresa productora de Robert De Niro, Canal Productions, responsable de discriminación de género contra la antigua asistente del actor, Graham Chase Robinson, informa The New York Times.
Robinson, quien trabajó como asistente ejecutiva de De Niro en 2008 y ascendió en la compañía hasta convertirse en vicepresidenta de producción antes de dejar el cargo en 2019, recibirá 1,264 millones de dólares por daños y perjuicios vinculados a ambos cargos.
David Sanford, presidente del bufete de abogados que representó a Robinson, mostró su satisfacción con el veredicto. “La señora Robinson no solo ganó su caso contra Canal, sino que el jurado la justificó por completo, al encontrar que las reclamaciones del señor De Niro contra ella carecían de fundamento”, declaró.
Por su parte, uno de los abogados de De Niro y de Canal Productions, Richard C. Schoenstein, dijo estar complacido por el hecho de que el jurado hubiera exonerado a la estrella de Hollywood de responsabilidad, si bien no aclaró si la productora apelaría el fallo.
Una larga batalla legal
De Niro y Robinson llevaban enzarzados en una batalla legal durante los últimos cuatro años. Canal Productions denunció a Robinson de presunta malversación de los fondos de la empresa, en particular por transferir más de 4,5 millones de millas aéreas a su cuenta personal y gastar dinero de la empresa para sus gastos personales.
Robinson, por su parte, presentó una demanda por 12 millones de dólares por daños y perjuicios para compensar la supuesta angustia emocional y daño a la reputación que sufró tras dejar el puesto en 2019, después de repetidas discusiones con la novia del actor, Tiffany Chen. Robinson alegó que De Niro la llamaba “esposa de oficina”, y la obligaba a realizar tareas “estereotípicamente femeninas” y recados personales, como lavar sábanas y rascarle la espalda.
En las declaraciones del juicio, De Niro, de 80 años, insistió en que trató bien la empleada, cuyas acusaciones calificó de “tontería”, asegurando que, aunque la había reprendido, no fue en ningún caso de modo abusivo.