El ‘hombre más guapo de Italia’ de 2019 decidió renunciar a su carrera en la industria de la moda y el mundo del espectáculo para convertirse en sacerdote, informó el sábado pasado la agencia ANSA, citando el anuncio del modelo en redes sociales.
En 2019, a la edad de 17 años, Edoardo Santini, excampeón de natación, fue reconocido como el hombre más guapo de Italia en un reconocido concurso belleza, organizado por el grupo de moda ABE, que le otorgó su título y le permitió comenzar a trabajar como modelo. Después del certamen, durante varios años, Santini estudió artes dramáticas y aprendió a bailar para hacer realidad el sueño de convertirse en una estrella de televisión o de los escenarios mundiales.
Sin embargo, al pasar un rato con dos sacerdotes el año pasado, el modelo consideró que fue la mejor experiencia de su vida. Como resultado, decidió estudiar teología. Según las publicaciones de Santini, actualmente ha ingresado en un seminario en los alrededores de Florencia y ha decidido “dejar el trabajo de modelo, la actuación y la danza”. “Pero no abandonaré todas mis pasiones; simplemente las viviré de otra manera, ofreciéndolas a Dios”, detalló el joven.
Edoardo Santini said on social media Saturday he would renounce his modeling career for his faith. He wants to pursue the priesthood.https://t.co/YNBLsG5zuu
— Catholic Frequency (@CatholicFQ) December 4, 2023
Explicando su decisión a sus seguidores, Santini añadió que había logrado comunicarse con jóvenes que le dieron “fuerza para investigar esta cuestión” que lleva consigo desde pequeño. “En los últimos años he conocido a personas maravillosas que me han dado mucho y me han permitido experimentar el arte. No abandonaré todo, porque mis pasiones son parte de mí, pero las viviré y las volveré a proponer en diferentes contextos”, expresó el modelo.
Edoardo Santini, il «più bello d'Italia» entra in seminario: «Voglio fare il sacerdote» https://t.co/TxyeCAO4fX
— Corriere della Sera (@Corriere) December 2, 2023
En este sentido, también reconoció que le asustaban tales cambios, pero creía que había tomado la decisión correcta. Asegura que ahora, a sus 21 años, puede “gritar” que es “feliz”.