Corría el mes de marzo de 2022 cuando el presidente de Argentina, Alberto Fernández, declaró una “guerra a la inflación”, una de las principales problemáticas que atraviesa el país por el constante aumento de precios. Por entonces, la medición mensual del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) marcaba un 4,7 % y el acumulado interanual llegaba a 52,3 %.
Más de un año después de aquel anuncio, la guerra no solo se perdió, sino que el ‘enemigo’ se hizo mucho más fuerte. En abril, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 8,4 % y trepó a 108,8 % en los últimos 12 meses. El impacto se siente en el bolsillo de las familias más pobres, que a la hora de comprar alimentos notan que el dinero nunca alcanza.
Desde hace 20 años, Horacio Ávila es el referente de Proyecto 7, una organización integrada y coordinada por personas en situación de calle —como lo fue él—, que hoy cuenta con cuatro centros de integración en la ciudad de Buenos Aires. En uno de ellos, ubicado en el barrio de Barracas, han montado una verdulería, una panadería y una fábrica de alfajores que son un éxito: los ‘Bocacalle’. El concepto es claro: ofrecer precios accesibles para los vecinos del barrio, y a la vez generar trabajo para los compañeros que llegan pidiendo ayuda a la organización.
En la puerta del lugar, dos pizarras escritas con tizas de colores invitan al público a comprar productos de buena calidad, a bajo costo: ‘Hoy guerra a la inflación’, dice uno de los carteles con cierta ironía.
“Esta zona de Barracas es muy humilde, hay muchas mujeres con chicos. Te das cuenta que hay gente que no puede comprar un kilo de pan al precio que se vende en otros lados. Nosotros comimos de la basura, sabemos lo que es estar cagado de hambre y podemos tratar de facilitar a las familias del barrio que los chicos puedan comer bien”, dice Ávila a RT.
El Centro de Integración Complementario Ernesto ‘Che’ Guevara, que llegó a albergar 70 personas durante la pandemia de covid-19, no está en un área comercial. Es como una isla en medio de un montón de depósitos y fábricas. Es el extremo sur de la ciudad y por sus calles transitan, más que nada, camiones. Así y todo, la respuesta del público es muy buena, no solo en el lugar sino también por las redes sociales.
“Cuesta mucho. Pero vienen desde varias cuadras a buscar verduras, pan. Evidentemente es algo que sirve a la gente porque este es un momento muy complejo. Algunos ni siquiera saben lo que hacemos, pero vienen por los precios. Tal vez ven alguna frase pintada y nos preguntan, así que también sirve para que nos conozcan”, dice Horacio.
Siempre hay salida
Cris tiene 37 años y lleva 5 viniendo a este lugar. Llegó buscando un refugio porque vivía en la calle, no por consumo, dice, sino “por el simple hecho de ser un hombre trans”.
“Me costaba conseguir trabajo. Yo dejé mi casa porque sufría violencia de género. Dejé a mis hijos con el otro padre y me fui a la calle. Prefería eso a seguir soportando el maltrato físico y psicológico”, cuenta.
Hoy, Cris es el encargado de la panadería. Adora atender a los clientes, se divierte, y aprendió un oficio desde cero, sin experiencia. Cuando termina su horario laboral, regresa a su casa, con sus hijos, ya que pudo recuperarlos, y junto a su nueva pareja.
“Acá soy uno más”, señala y recuerda cuando Horacio lo recibió con los brazos abiertos. Tres años estuvo viviendo en el lugar, nunca se refirieron a él como una mujer. “Siempre hay salida, y más de la mano de Proyecto 7”, dice el panadero de Barracas.
Hace solo tres meses Matías estaba en la calle, consumiendo drogas. Tiene 29 años, es quien ahora atiende la verdulería y está completamente enfocado en trabajar. En la tarde, cuando sale, se va a hacer ejercicio para “descansar la mente”.
“Pienso que este cambio me jugó para bien. Por el equipo que me tocó y que está alrededor mío. Estoy con mucha fuerza de voluntad para no decaer, lejos de las malas influencias que me perjudican y apostando para salir adelante”, dice el joven oriundo de la provincia de Santa Fe.
Mati está viviendo en otro de los centros de integración de Proyecto 7, pero asiste cada mañana a trabajar en Barracas.
Una ley, pocos cambios
En diciembre de 2021, el Congreso argentino aprobó la ley 27.654. Según reza el texto de la normativa, “tiene por objeto garantizar integralmente y hacer operativos los derechos humanos de las personas en situación de calle y en riesgo a la situación de calle que se encuentren en el territorio de la República Argentina”. La norma fue reglamentada recién en abril de 2023.
“Nos parece que un año y medio de la aprobación de la ley es mucho tiempo. Es una problemática muy urgente, que no puede esperar“, advierte Horacio Ávila. Y aclara que por el momento no se han llevado adelante políticas públicas para resolver la situación de la gente sin hogar.
“Nos costó más de 10 años de lucha llegar a la aprobación de la ley. Y se promulgó hace poquito porque murió una beba de una pareja en situación de calle en la puerta de la Casa Rosada”, remarca Horacio.
El caso tuvo un alto impacto mediático en Argentina, pero pasados algunos días no se supo más nada sobre la suerte de esa familia. “Hicieron todo un circo y después se olvidaron”, se queja Ávila. Y agrega que siempre tiene que pasar una tragedia para que el Estado reaccione.
Hernán y Brenda son los papás de la beba fallecida y ahora están viviendo en este centro de Barracas. Les quitaron la custodia de sus otros hijos, que están en institutos de menores, y ahora siguen en trámites en un juzgado para ver si los pueden volver a tener.
“Están acá con nosotros hace menos de un mes. Y están perfectos, dejaron de consumir. Están asistiendo a centros de contensión psicológica y contra las adicciones, y tramitando un subsidio habitacional. La psicóloga del Consejo de la Niñez y la Familia me llamó para decirme que no puede creer el cambio de estas dos personas. Están haciendo alfajores. Lo único que había que hacer era ponerles media ficha. Pero todo eso no lo está haciendo ni el gobierno de la Ciudad ni el Gobierno nacional. Lo estamos haciendo nosotros”, comenta.
Organizaciones sociales como Proyecto 7 aseguran que hay más de 10.000 personas viviendo en situación de calle solo en la Ciudad de Buenos Aires. Todas ponen en duda los datos oficiales, ya sea del censo poblacional realizado por el Indec en 2022, que arrojó un total de 2.962 personas en todo el país, como del Gobierno porteño: 2.548 solo en la Capital Federal.